lunes, 18 de julio de 2011

Relato anexo de Gadelfort // Porque Kalith no se convirtió en Sinh

Mini relato explicativo de porqué Kalith no se convirtió en Sinh

Tras tan duro combate y sintiendo como su vida se escapaba, Yu Yevon se apoderó de su alma antes de que Kalith perdiera su último aliento. Yu Yevon pensaba renovar su coraza, llamada Sinh gracias al alma incauta e inocente que le había proporcionado su querida hija, pero nada más lejos.

Gadelfort, aquella enorme bestia en la que se había transformado para ayudar a la persona a la que más amaba en este mundo, se revolvió en sí mismo hasta que todo el odio y el rencor que sentía por el Dogma de Spira, así como por el Venerable Mica Y Yunalesca hizo que su alma pudiera recuperar su forma humana. Con las pocas y últimas fuerzas que quedaban en él y toda la fuerza de voluntad que pudo reunir, no sólo consiguió escapar del poder de Yu Yevon, sino que además, consiguió dominar por completo al gran invocador.

Aquello era algo realmente inesperado, algo inimaginable, un simple orador que sólo había servido como medio para obtener una invocación Suprema, sin poder alguno, tenía en sus manos, la capacidad de controlar al ser que había asolado Spira durante 600 años.

Por su parte, Yu Yevon se encontraba totalmente indefenso, había perdido su antigua coraza y aquel alma, lejos de proporcionarle una nueva, le estaba controlando, pero su poder era inmenso y sabía que Kalith no podría controlarlo todo, así que aprovechó esa ligera ventaja e hizo lo único que podía hacer. Usó el poder de los oradores que le permitían mantener su Zanarkand viva, aunque fuera en sueños.

Gracias a ese poder, pudo crearse una nueva coraza, un nuevo Sinh, que por el momento debía protegerle hasta que pudiera apoderarse de otro Eón Supremo, aunque esa nueva situación le hacía más débil y por lo tanto Kalith podía controlarle con más facilidad.

En cuanto el joven, o lo que quedaba de él se dio cuenta de su gran proeza, no se lo pensó dos veces. Dejó a Yu Yevon con su coraza en el lugar más solitario y recóndito de Spira y cuando cayó la noche viajó hasta Bevelle y se coló en los aposentos del Venerable. Lo llamó por su nombre hasta que contestó.

Mica: ¡¡¡¿Qué estas haciendo tú aquí?!!! – exclamó tremendamente sorprendido – Deberías estar… - Kalith no le dejó acabar la frase.

Kalith: ¿Muerto? – dijo mientras su cuerpo se volvió totalmente transparente – Sí, al igual que tú estoy muerto, y no, Sybil y yo no fracasamos en nuestra misión. Juntos derrotamos a Sinh

Mica: Entonces… ¡¡¡¿cómo es posible que estés aquí!!!? Deberías estar… deberías ser el nuevo Sinh

Kalith: Así que es ese el gran secreto… no sólo tenemos que perder nuestra vida para poder derrotarlo, sino que además, una vez hecho en vez de descansar en paz en el Etéreo junto a nuestros seres amados, tenemos que estar condenados a ser un ser despreciable que siembra destrucción a su paso, acabando con la vida de personas inocentes…

¡¡¡Tanto mejor!!! ¡¡¡Así no tendré remordimiento alguno!!!. He venido a informarte que ahora yo controlo a Sinh, no sé cómo, ni por qué, pero yo tengo en mis manos a Yu Yevon, controlo gran parte de su poder y lo usaré para destruir no sólo el Templo de Bevelle, sino todos los Templos de Spira. Vengaré la muerte de Sybil, la mía propia y la del resto de invocadores y guardianes que nos precedieron.

Te doy 3 días para que comuniques el inminente ataque de Sinh a todos las personas que habiten en pueblos y ciudades donde se encuentran los templos. Empezaré por Bevelle y acabaré por Zanarkand. Haré que el pueblo de Spira sepa la verdad y si algún inocente muere, será sólo culpa tuya.

Acto seguido Kalith desapareció y el Venerable no sabía si aquello había sido real o sólo una alucinación provocada por sus temores más profundos. Kalith le había arrebatado su vida y ahora pretendía destruir todos los Templos de Spira, así como el Dogma. Mica estaba seguro que sería capaz de hacerlo, pero… ¿controlar a Yu Yevon y por consiguiente a Sinh?. Eso era algo muy difícil de creer por no decir imposible.

Mica no se lo creyó y dejó que la vida en Spira siguiera su curso, pero al alba del cuarto día apareció Sinh, Yu Yevon no estaba en plenas facultades, puesto que mantener a Sinh como coraza usando el poder de los oradores minaba mucho sus fuerzas. Kalith era consciente de ello pero sabía que aún así, tenía poder para destruir no sólo templos, sino ciudades enteras.

Además, no le importaba dejar a Yu Yevon sin fuerzas, así, mataría dos pájaros de un solo tiro, acabaría con el Dogma y con Sinh para siempre y con ello todo el sufrimiento que había padecido el pueblo de Spira durante 600 años.

Muy a su pesar y sabiendo que Mica no había hecho nada por advertir del ataque, comenzó a destruir el Palacio y a la vez Templo de San Bevelle, corazón de la ciudad. Los ciudadanos corrían despavoridos al ver a ese ser gigante y grotesco, causa de todo su sufrimiento, pero a la vez, se asombraban de su comportamiento, pues era la primera vez que no arrasaba contra todo lo que se encontraba a su paso, sino que su objetivo era únicamente el Palacio de San Bevelle.

Mica nunca temió por s vida, pues sabía que ésta ya le había sido arrebatada, sin embargo, por primera vez temía a Sinh, puesto que estaba en manos de su propio asesino.

A Kalith le llevó todo el día destruir todo el templo y tras hacerlo ordenó a Sinh su retirada. Fue a ver de nuevo a Mica y le comunicó que el siguiente Templo en caer sería el de Macalania. El Venerable tuvo que rendirse a la evidencia, realmente Kalith le dijo la verdad, Sinh y Yu Yevon estaban en sus manos, y él sabía que no pararía hasta que todos los templos de Spira estuviesen totalmente destruidos.

Por suerte, ningún ciudadano había perdido la vida en el ataque, pero aquelllo no era suficiente para él, ni si quiera el ver cómo había empezado a cumplir su venganza aliviaba el profundo dolor que sentía por la pérdida de su amada Sybil…

¿¿??: ¿Por qué lo haces? ¿De veras crees que conseguirás acabar con el Dogma?

Esa voz… no podía ser, ella estaba muerta. Seguramente Yu Yevon quería jugársela.

¿¿??: ¿Tan te importo para que me ignores y no quieras tan siquiera verme por última vez?

Sí seguramente sería eso, Yu Yevon quería volverle loco para recuperar el control, pensó Kalith.

¿¿??: Está bien, entonces sólo escucha yo no sabía que acabaríamos así… de haberlo sabido, jamás habría aceptado tu sacrificio… Por favor Kalith, perdóname… yo… Te amo.

En ese preciso instante Kalith sintió una leve caricia, se giró sorprendido y la vio… Allí estaba ella, era Sybil, su amada, o lo que quedaba de ella.

No podía dar crédito, la emoción de verla de nuevo le había paralizado de tal manera que era incapaz de moverse o de hablar. Finalmente con gran esfuerzo pudo decirle cuánto la amaba, que nunca se lo dijo porque no quería que sus sentimientos interfirieran en su trabajo de guardián e invocadora y que pensaba proponerle matrimonio tras vencer a Sinh.

Sybil le dijo que aquello ya había pasado y que no podía vengarse, no así, porque acabaría siendo tan ruin y malvado como aquellos que les habían conducido a una muerte segura mediante engaños. Tras hablar durante toda la noche, llegaron a un acuerdo.

Al día siguiente Kalith se presentó de nuevo ante el venerable Mica. Le dijo que se rendía, que no atacaría más templos usando el poder de Sinh, pero a cambio, él debería decirle el modo de acabar con él para siempre.

Mica se quedó perplejo ante tan inesperado cambio y le dijo que la única forma de acabar con Sinh era la invocación Suprema. Kalith se echó a reír, le dijo que no se lo creía y que Sinh había surgido porque Bevelle decidió atacar Zanarkand, que él como ciudadano de Bevelle y como venerable de Yevon, tenía la oportunidad de enmendar el mal que habían causado sus antepasados por traer a Sinh a Spira.

Mica le dijo que tenía razón y que él también sufría al ver como Sinh arrasaba poblaciones enteras dejando tras de sí un rastro de muerte y destrucción, pero que en verdad no tenía conocimiento de que hubiese alguna otra forma de acabar con Sinh y para siempre.

Entonces Kalith le dijo que cómo un hombre tan incompetente podía haber sido nombrado Venerable para guiar al pueblo de Spira y que sería él mismo quien averiguase la forma. Tras pasar días y noches hablando con Sybil, en el mismo lugar solitario y recóndito, donde Sinh Y Yu Yevon no pudieran hacer daño a nadie ni escapar a su control, Kalith se dio cuenta de algo.

Al principio Yu Yevon y por lo tanto Sinh, se resistía a obedecer, pero desde hacía varios días notaba que ninguno oponía resistencia, es más había notado que sus fuerza y su poder se debilitaban poco a poco y Kalith encontró su respuesta. Yu Yevon era quien invocaba y controlaba a Sinh, pero sin un Eón Supremo, sus fuerzas se iban desvaneciendo por intentar mantener su coraza, por lo tanto, la forma de acabar con Sinh, era acabar con su invocador, Yu Yevon.

Kalith empezó a controlar a Sinh y a usar sus poderes para destruir cualquier cosa inerte que hubiera a su alrededor: ruinas, piedras, rocas e incluso montañas, cualquier cosa servía. Según iba usando sus poderes notaba como Yu Yevon se debilitaba, de seguir así, no le quedaría más remedio que hacer desaparecer a Sinh y mostrar su verdadera forma.

Kalith le ordenó a Sybil que se apoderase momentáneamente del cuerpo de algún guerrero, fuerte y diestro en el arte de la lucha, pues era necesario que estuviera listop para derrotar a Yu Yevon. Sybil aceptó de buen grado, y mientras buscaba un cuerpo adecuado, Kalith siguió minando las fuerzas de Yu Yevon, hasta que por fin vio cómo ante sus ojos Sinh desaparecía y Yu Yevon se dejaba ver.

No era como esperaba, se imaginaba a un invocador imponente físicamente y no lo único que había ante él era un viejo decrépito que parecía estar más muerto que vivo, así que supuso que el llevar 600 años invocando a Sinh, le habían pasado factura. Justo en ese momento llegó Sybil, acompañada de un joven alto y fuerte, que decía llamarse Miihen y que hacía poco había fundado un grupo de guerreros llamado La Legión.

Kalith se sorprendió de que no fuera ella quien controlara ese cuerpo, pero dijo que bastó con explicarle al joven la situación para que se presentara voluntario para llevar acabo tal proeza. Sabía que si lo conseguía, su prestigio sería mayor que el dce cualquier Alto Invocador o Venerable de Yevon.

Miihen empezó atacando a Yu Yevon, que a pesar de los esfuerzos de Kalith por evitarlo, empezó a defenderse y a atacar. La lucha fue dura para todos, pero Yu Yevon llevaba las de perder, estaba muy débil y Kalith ponía todo su esfuerzo y empeño en controlarlo para evitar que pudiera atacar con todo su poder a Miihen. Finalmente Yu Yevon se dio por vencido y cayó al suelo totalmente desvanecido y al instante su cuerpo desapareció.

Los 3 jóvenes celebraron su victoria. Kalith y Sybil se despidieron de Miihen y pusieron rumbo al Etéreo cogidos de la mano, por fin eran libres para estar juntos. Miihen, emprendió el viaje de regreso a la civilización para hablar con Mica y contarle lo sucedido, pero el Venerable, al recibir la noticia, se rió en su cara.

Le dijo que desgraciadamente hacía falta mucho más que un joven guerrero por fuerte y valiente que fuera para acabar con Yu Yevon y con su coraza, Sinh. De repente el sol sde oscureció y cuando Miihen levantó su mirada hacia el cielo vio a Sinh. Se preguntaba cómo podía ser si ékl había visto con sus propios ojos como Yu Yevon, desvanecido, desapareció ante él.

Mica le explicó que puede que desapareciera, pero no por estar muerto, sino para recuperar fuerzas. Efectivamente, el Venerable estaba en lo cierto. Yu Yevon hizo creer a todos los presentes que había muerto, pero en realidad sólo estaba débil. Tan débil que Kalith no pudo sentir su poder y lo dio por muerto.

Yu Yevon se retiró para recuperar fuerzas, usó de nuevo el poder de los oradores para crearse otro Sinh como coraza y se dejó ver por toda Spira, pero sin atacar puesto que aún no tenía fuerzas, con la esperanza de que un nuevo incauto invocador le proporcionase un nuevo Eón Supremo con el que mantener a Sinh como coraza.

Y así es como Yu Yevon siguió renovando su coraza y envolviendo a Spira en una espiral de muerte.

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